Toni Bové - Diario Sport 10 de mayo de 2013 - La entrevista

Sport 10 de mayo de 2013 – La entrevista

Es un auténtico enamorado de su trabajo, la fisioterapia, y un loco del baloncesto. Con la canasta empezó a los 10 años y con los vendajes ‘mágicos’ hace ya 36. Centenares de jugadores e incluso estrellas del cine como Javier Bardem o la bailaora Sara Baras se han puesto en sus manos… algo tendrán. ¿Cuándo se dio cuenta de que su mundo sería la fisioterapia?

Fui jugador de baloncesto durante 18 años y cuando me encontraba trabajando en las urgencias del Clínic de Barcelona, pensaba en qué hacer al retirarme y vi que lo que más me gustaba era el mundo del deporte. Cuando lo decidí solo ha- bía masajistas, curanderos…

¿Curanderos?

Sí, la selección española de baloncesto fue con un curandero a los Juegos Olímpicos hasta Los Ángeles 84. El brujo Torrado fue nuestro padre en este mundo de la recuperación de jugadores de baloncesto.

¿Llegó a utilizar algunos de sus métodos?

Fui a su consulta para aprender a hacer tratamientos con hierbas y aún a día de hoy hago algunos… y funcionan. Pero ahora en la fisioterapia hay un gran nivel.

¿Cuántos años lleva en el Barça?

Entré en 1982, o sea que ya llevo 30 años.
Su palmarés debe ser envidiable, ¿se acuerda de cuántos títulos ha ganado?

Sí, porque me lo dijeron el otro día. ¡Ya llevo 61 títulos!

Supongo que le será difícil quedarse con uno…

Los primeros títulos nunca se olvidan, como la primera Euroliga que ganó el Barça, igual que por muchos Juegos Olímpicos que lleve siempre me acordaré del desfile en los Juegos de Los Ángeles.

¿Y la mayor decepción?

Muchas, porque en esta casa es duro cuando pierdes. La idiosincracia del club es intentar siempre ganar y ser el mejor. Entonces se puede entender que otros te ganen porque han sido los mejores, pero es duro cuando es porque no has hecho bien las cosas.

Con la experiencia que atesora, ¿cómo ve al Barça en esta Final Four de Estambul?

Veo al equipo muy bien, con muchas ganas y muy equilibrado. Xavi Pascual está haciendo un gran trabajo y, ahora, a esperar que la suerte nos acompañe y que podamos volver con la Euroliga.

¿Qué tienen sus manos que están tan solicitadas?

Nada, supongo que transmiten paz. El secreto es ante todo estar enamorado del trabajo que haces, yo me lo paso muy bien.

¿Qué papel juega un fisioterapeu- ta en un equipo campeón?

No es tan importante el recuperar como el entender a los jugadores. Muchas veces tienes que ponerte en su piel y, sobre todo, darles paz antes de una final.

¿Es como su confesor?

A veces sí, y es muy divertido. Pasas muchas horas con el jugador tumbado en la camilla y tienes que hablar de algo. Hay jugadores que no entienden por qué no anotan con más facilidad o tonterías como los que no saben con qué pie salir a la pista, si con el derecho o el izquierdo.

¿De qué jugadores guarda mejor recuerdo?

¡De muchos! He tenido la suerte que en esta casa han pasado gran- des personajes a nivel humano. Me acuerdo de Marcellus Starks, Solozabal, Epi, Perico Ansa, Manolo Flores, el ‘Lagarto’, Kenny Simpson, Norris, Basile, Marconato, Navarro o Pau Gasol. Aún recuerdo cuando Pau empezó a venir al vestuario y lo veías despistadillo y después, a base de trabajo, ganas y fuerza, mira dónde ha llegado.

En Londres acudirá a sus octavos Juegos Olímpicos. Tendrá infinidad de anécdotas por contar, ¿me explica alguna?

Ante todo destacaría el placer de vivir en una Villa Olímpica con 15.000 deportistas y comer con ellos y encontrártelos al pasear. Recuerdo con admiración cuando un deportista que había ganado una medalla de oro, entraba en el comedor y todo el mundo se ponía en pie para aplaudirlo. O cuando entraba Samaranch, se le tenía una reverencia increíble.

Siga, siga…

En Pekín me acuerdo de ver a Michael Phelps cenando cada noche en un McDonalds con dos Big Macs, dos vasos enormes de Coca-Cola y patatas fritas… ¡y luego no paraba de ganar oros!

¿Algún deportista que le impresionara de manera especial?
Me impresionó Magic Johnson por su calidad humana.

¿Tiene cuerda para rato?

Espero que sí. El día que no vaya cada año a Estados Unidos para ponerme al día, que no haga el trabajo que hago habitualmente y que vaya sin ilusión, estaré muerto. Entonces, me retiraré.

 

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